Esta crónica resultó de mi última visita a este País abandonado por la vida en donde hay tantas historias. Es la primera vez que voy en diciembre y no recuerdo haber visto adornos ni luces navideñas por más que tienen buena población católica. No faltan los almacenes en los que vendan adornos y cosas, pero las calles y casas no están a tono como en nuestros países. Tuve la oportunidad de volver a Massawa, en la costa, pero no pude volver a comer el delicioso pescado con la mano ni nada parecido.
No pensé que una cuarta visita me diera para una crónica, pero las cosas del día a día, una ceremonía del café y una comida con una familia eritrea común y corriente dan mucho que contar. Un país en el que aprendo siempre cosas nuevas y me llena de inspiración. Espero les guste la crónica, para los que no han leído las anteriores, ésta es la cuarta de Eritrea, no es necesario leer las otras pero puede ser divertido.
